Cuando sentimos la angustia
por el portazo
que una persona querida
nos ha dado,
la laceración de su ausencia,
el castigo de su indiferencia,
la celda de su
incomunicación...
Realmente,
es una tecla del pasado
que se ha reactivado
en nuestro corazón.
No es ella quien nos desprecia
o (re)huye,
son sus límites,
sus miedos,
sus temores
o reestimulaciones
que se baten con l@s nuestr@s.
Todos los conflictos entre humanos
son siempre
un imposible diálogo
entre futuros
que se quieren evitar
(miedos)
y pretéritos
de los que se quiere huir
(traumas).
Por eso es clave
vivir en el
PRESENTE,
desenmascarando
las cadenas
que nos atan al pasado,
o que creemos que nos
llevan a un no deseado
futuro.
Recuerda:
ese ser que interactúa contigo,
en realidad,
e(re)s tú mism@,
que,
como tu otro tú,
también quiere ser feliz,
tener una maravillosa relación contigo.
Vivir en Amornía.
Y todo lo que
obstaculiza,
no son más que sus miedos
y traumas
o los tuyos.
El resto,
aunque no lo veas,
es amor.
Toca limpiarlo,
des-cubrirlo.
Para eso el Universo fue creado:
para volver a ser Uno.
Vivir la experiencia de
separarse,
para volver
a unirse.
Gerttz